viernes, 30 de enero de 2015

Fumus Aeternus


Fumas, se consume,
como nuestro tiempo,
arde y deja rastro.
Tú solo fumas.
Fumas, te imagino
desnudo en la hierba
con el sexo empapado
del rocío del crepusculo,
con raíces que salen
de tu cabeza, café,
brillantes, fragantes.
Pero tú solo fumas,
dejando como humo
tu aroma.
Fumas, como si no
te matara, como
si fueras el único
en tu mundo.
Tú fumas sin verme.
Exhalas, botas tu
esencia en el humo,
dejando marcas 
en mis nervios.
Solo exhalas.
Fumas sin
dejar que te moleste
el sol que pega
al costado de tu 
cara morena,
que hace que
tus ojos se vean
como dos tazas 
de té puro.
No te importa
el sol, ni que yo
te mire siempre
de soslayo porque
siempre me sonries.
¡Te ries de mi forma
de verte, según tu,
impura e infantil!
Como si no supieras
que quiero verte
desnudo como 
hombre que eres,
sobre la hierba
con tu cuerpo 
cubierto de rocío.
Se te acaba
el cigarro y
prendes otro al
instante, ni tú
ni yo queremos 
que el tiempo
se consuma, pero
se quema,
al igual que 
el cigarro que deseo
que hagas
eterno para mi.
Fumamos,
a pesar de no
mirarnos sientes
mi deseo, ves mis
labios posarse 
sobre el cigarro
como deseando
que fueran tus
labios, necesitando
que seas tú.
Fumo.
Me miras, te 
disculpas y sin más
apagas el cigarro.
Nuestro tiempo
se acaba, te vas, 
yo me quedo
sola, desnuda 
en la hierba, 
mientras que como
astro luminoso
te vas al cielo, 
lejos de mi...
Fumo, sola, 
triste, muerta,
desnuda como
otro día más.

jueves, 29 de enero de 2015

Internamente

Despacio, lento, calmado,
devorando lento al azul, 
la ira no existe solo el
frío dolor de una pena
olvidada que consume, 
devora y desaparece
en silencio menguante,
osilante, coqueto y
traicionero.
Devora al azul con
senos, cerros, caderas
y sexo frío de noches 
muertas en vela de
romances falsos.
Solo estoy yo en el azul,
solo estoy yo, desnuda en
la hierba, cubierta de rocío,
con un no sé qué, me miras, 
rozas mis senos, mierda, me
enamoras lento, y mi sexo
cubierto de rocío te sonroja.
Haces que te desee más, 
el azul más intenso se hace,
el roce de tus manos,
más frío y calmado, 
haces que el dolor muera.
Haces al azul más
dorado, negro, rojo,
violeta, verde, amarillo,
rosa, haces al azul
más azul y grande.
Te levantas en toda
tu altura y me miras
desde arriba, eterno,
grande, sonrojado,
escrutas con tu mirada
mis pechos, como si 
buscaras ver mi corazón.
Te lo enseño, rasgo
la piel de mi pecho
con mis manos,
rasgo mi interior
en busca de mi corazón,
más no lo encuentro,
mis manos manchadas 
de sangre no tienen
nada que darte.
Y sin más te vas,
la ira no está 
solo el dolor olvidado
que consume, devora y desaparece.
Solo hay un azul más obscuro.

martes, 27 de enero de 2015

Eternamente.

La carne se pudre bajo las 
uñas, y el cabello se vuelve plata
esperando el fin y crece, crece
sin querer y sin parar,
crece como la muerte en
este mundo de soledad.
Los huesos se corroen y deshacen 
entre las guadañas del destino, 
las cuencas aparecen por ojos que
no quieren volver a ver las lunas 
de neón 
Y la carne se sigue pudriendo 
bajo los techos de escuelas, casas, 
y hospitales, se caen los dedos cansados de escribir en
soledad, en obscuridad 
marginal, se caen para
no volver.
Las leguas se hinchan y
obscurecen, ya no gritan más,
ya no hablaran más, y los 
quejidos preferidos mortalmente 
solo los enfermos...solo los enfermos
los escucharan, pues es un 
llamado hermano y de pertenencia,
un canto que los unirá.
Y al final las uñas caerán, 
el pelo plata será eterno como el
tiempo en cual yaces en la tierra.
Eterno como nuestro dolor. Eternamente.

lunes, 12 de enero de 2015

Descarga.



  Hay días en que deseo no haber dado ese paso jamás, no haber conocido ese mundo que me consumió y me trajo a tantas cosas que agradecí pero que en el silencio y obscuridad de mi habitación solo han sido una piedra más para ese muro de piedra que me rodea, ese muro que necesito romper pero que no quiero. ¿No pasa que a veces uno se enamora de sus demonios? Estoy completamente enamorada del mal que me asola el alma pero dudo, a veces cae en mi la duda de si estará bien, si será lo correcto este amor que me llena la garganta de nudos y ardor en los ojos, y es en esos momentos es cuando te necesito. Sí, a ti, a esa persona que creí y creo que debería estar diciendo que deje a ese amor que me pudre, deberías estar tratando a pesar de saber que jamás lo haré, Tú deberías estar aquí tratando de alejarme de ese amor con tus palabras, con afecto, con ese cariño ausente que no recibo y que no exijo por miedo, por ese miedo que tengo a alejarte y perderte, no quiero eso, no queremos eso. Por eso estoy aquí desahogandome sin sentido alguno, estoy escribiendo las cosas que salen de mi cabeza sin un orden coherente sin esperar que alguien las entienda, sin esperar que Tú las leas, porque lo que a mi me pasa no lo sabes, lo evito para poder estar dispuesta a tus cosas, para cuando vea tus ojos tristes mis demonios no te asusten.
  Y de un momento a otro mi mundo se cae al ver que estás pero no para mi, que puedes hablarme y alejar a este amor enfermo pero no lo haces porque no sabes, simplemente no te interesa. Y al final es mi culpa, Tú me lo dijiste, escondido entre bromas me lo dijiste, buscabas en mi una sola cosa y al final la conseguiste. Felicitaciones, ya no tienes que fingir más.
  Por eso deseo no haber dado ese paso, porque tal vez no me hubiese enamorado de ese demonio que devora mi interior.

Vuelvo a repetir que lo que aquí escribo no es más que una descarga sin sentido.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Cuenta hasta 10

Me vengaré, lo juro por el infierno que arde bajo mis pies que pagarás cada gota salina que derramé.
Disfrutaré de tu miedo y llanto cuando veas mi pie aprisionando tu pecho fuertemente.
Haré que te arrepientas de tus errores más simples que no soportaras ni un minuto más.
Gritarás mi nombre suplicando que mi implacable ira se aleje de ti.
Te arrastrarás como un gusano para poder lamer mis pies para que yo piense en perdonar tu ofensa.
Aplastaré tus virtudes simplemente con el peso de mis palabras y derrumbare tu orgullo con el mínimo gesto.
Patearé tus palabras hasta el final de tu garganta para que te ahogues lentamente hasta la muerte.
Con mis propias manos desgarraré tu piel y la guardaré como mi preciado trofeo de guerra.
Estrangularé tu alma tan dulcemente para tatuar en mi retina el gesto de tu rostro al perder todo.
Me pedirás perdón mil veces...

 Y te perdonaré a la 1.001... después de haber saciado mi hambre te perdonaré, porque te amo.

martes, 18 de noviembre de 2014

La Bestia.

    Busqué tus ojos en la noche,
mirando al cielo escruté
en ese negro infinito. En el valle
gris nada se movía, solo
un tenue susurro agitaba
las pequeñas de los
árboles que se alzaban
con sus brazos hacía
la noche.

   Avancé entre el valle suavemente,
buscándote en esa obscuridad
violadora. ¿Dónde te escondiste,
pequeña? Tropieza con unas piedras,
caigo, me enlodo pero no
me detengo, necesito,
tengo que encontrarte.

   El viento sopló con extrema
fuerza, casi levantándome
del suelo, colándose por
mis ropas. Escucho un
suave gemido entre los
arbustos. Eres tú, lo sé, solo
tú tienes esa voz tan dulce
al temer, solo tú le temes
al aliento de Eolo.

   ¡Aquí estás! Salto sobre
ti, te asustas y me golpeas
fuertemente con tus manos.
Tranquila mi pequeño pajarito.
Tranquila, me temes por
mi porte, mis manos toscas,
mi rostro desfigurado
por tragedias que ya olvide,
me temes por mi voz gruesa
y metálica, por la brusquedad
de mis movimientos,
simplemente me temes
por ser yo.

   Tranquila, te ayudaré.
Nada sirve para calmarte y tú
solo te agitas como una
hoja al viento para tratar
de soltarte de mi horribles manos
y de mi doloroso agarre.

   Golpeas ese bulto bajo mi ojo,
esa especie de masa dura
que parece un tumor bajo mi ojo
derecho, un dolor punzante y
grito, de golpe te suelto,
caes fuertemente golpeando
tu delicada espalda contra
el duro suelo, huyes de mi, te
alejas llorando de mi, me temes.

   Yo solo quería protegerte.
Lloro, las lagrimas corren
por todas las deformidades
de mi rostro. Las masas
callosas de mis mejillas,
por mis labios exageradamente
gruesos y ajados, por el costado
de mi aguilada y chueca nariz, y
por ese surco que cruza en extensión
mi mejilla derecha, abajo de ese
bulto infernal.

   Corren por todo este valle
de miedo y dolor, corren
quemando la piel, arrasan con
todo dejando al descubierto mi
amor hacía ti, mi princesa.
Pero a pesar de eso,
jamás entenderás de que
no importa lo horrible de mi gesto.
Te amo, porque eres la única y
más hermosa flor
en este maldito valle gris.

domingo, 2 de noviembre de 2014

La miseria. Parte 3

  Volví a verlo pero no en el mismo punto donde habíamos quedado, ya se había fugado esa magia ante el inexistente primer beso. No podía volver el tiempo atrás y volver a ese momento en el cual yo estaba prendida de los luceros que eran tus ojos.

  Caminábamos, tomados de la mano y muy lento por la calle, corría una brisa muy suave que enfriaba el rubor de mis mejillas, sentía que el corazón se me saldría del pecho tan solo con sentir su proximidad, paseábamos por los barrios más antiguos de Santiago, lentamente admirábamos cada casa, cada edificio y veíamos cada figura de este Santiago totalmente hermoso. Me miró de esa forma que solo sus ojos saben y me mostró su hermosa sonrisa al decir mi nombre bajito, lo mire con la esperanza de atesorarlo para siempre en la retina de mis ojos, para poder guardarlo en ese rincón obscuro donde nadie podría arrebatármelo, en ese lugar escondido de todo mortal donde él pudiera ser mio para siempre.  Seguimos andando como si el tiempo no existiera en nuestro mundo donde solo estamos Tú y Yo, reía de comentarios tontos que hacías al señalarme los edificios y te empujaba suave con el hombro sonriéndote, como si no supiera hacer otra cosa al estar contigo, siempre sonreír. Me abrazó lento por la espalda y besó mi cuello, se rió contra el y volvió a susurrar esas palabras que no puedo recordar, sentí los cristales de sus lentes contra mi oreja mientras Él seguía abrazándome por detrás, haciendo que nos balanceáramos  de un lado para otro al caminar. Reíamos fuerte, sentía su pecho vibrar contra mi espalda y su mentón apoyarse en mi cabeza. Era tan alto, tan jodidamente alto, su cuerpo podía cubrir el mío y protegerme de todo. 

  Me duele el pecho, se me hace un nudo en la garganta en pensar en Él como un sueño, aún no te encuentro vida mia, todavía  no toco esa piel que se que me pertenece, que tu juraste tácitamente entregarme exclusivamente. ¿Por qué me dejaste sola y no me llevaste a ese lugar donde solo seriamos los dos? ¿Por qué me abandonaste?

  Me dí media vuelta y quede frente a ti, te acercaste lentamente a mi rostro. Sentía que el pecho me iba a reventar, el corazón me saltaba extasiado ante la proximidad tuya y la del inminente encuentro de nuestros labios pero te detuviste a unos escasos centímetros de mi, susurraste algo con un sonrisa ladina en tus labios. Algo que no recuerdo y que me atormenta.

  Y me acerque con el corazón en la mano, con todos los colores en el rostro y con las lágrimas agolpadas en los ojos, estaba a un segundo de alcanzar la gloria de tus labios para no separarnos nunca más pero lo único que pasó fue lo mismo que la noche anterior, desperté. Abrí los ojos de par en par para verme en la soledad y obscuridad de mi habitación, los cerré con rabia tratando de volver a donde estabas, lloré y grite maldiciendo al cielo por no poderte tener, me retorcí en la cama con un agudo dolor en el pecho y con la respiración agitada, desgarre mi pecho en busca de parar a ese corazón que se agita por un fantasma, un misero ente que no existe.