Creo que era un Martes cuando por primera vez soñé con Él ,
estábamos los dos en un lugar conocido por mi, la sala en la cual la madera
predominaba, en la cual yo era la mujer más feliz que podía existir. Estaba sentado a mi lado y con su hermosa voz entonaba una melodía bastante
melancólica que evocaba a los días pasados. Al parecer yo con Él ya nos conocíamos, nos tratábamos de una forma familiar y cariñosa, además las
personas que nos rodeaban no se extrañaban de su presencia, es más se alegraban de que estuviera allí.. Entre tanto el piano comenzó a
sonar con una melodía para mis oídos conocida, Que me queréis cavallero, como
casi por inercia comencé a cantar.
¿Qué me queréis, cavallero?, Casada soy, marido
tengo.
Él a mi lado simplemente me miraba con
esos ojos, que a pesar de los cristales, que podían atravesar mi alma.
Que más que a mi yo lo quiero, casado soy marido tengo.
Su calor me atravesaba las mangas del
chaleco, estaba a mi lado, quieto y sonriendo al verme cantar, atento a cada
silaba que contorneaban mis labios, quemándome con la mirada.
¿Qué me queréis,
cavallero? Casada soy, marido tengo.
La canción terminó y
el me miraba atentamente, lo mire y por unos instantes sentí que todo eso era
real. Él, la música, el calor de su cuerpo, la sala, sus ojos, mis ojos, Él y
yo.
Sin miedo me apoye
en su cuerpo como si cantar se hubiera llevado de mi todas mis fuerzas y Él,
con calidez, me rodeo con sus brazos susurrándome al oído cosas que no me puedo
y no quiero recordar. ¿Por qué tan frágil y temerosa es la memoria? Olvida los
sueños y momentos vívidos en brazos de Morfeo pero recuerda vívidamente los
temores y horrores vívidos en noches de mal dormir. ¿Por qué la memoria teme
tanto? No entiendo porque no recuerda el calor de noches que no existieron y me
atormenta creando posibilidades que se llegan a parecer pero que jamás son la
misma, aun no entiendo por qué mi memoria olvido esas palabras que agitaron mi
corazón esa noche de Martes y le dieron sentido a lo que hoy estoy aquí
escribiendo, con el alma encendida y el pecho expuesto tratando de buscar
aunque sea una amago de lo que fueron esas dulces palabras susurradas en mi
oído, esas palabras que cambiaron mis noches, mis días. ¿Por qué mi memoria me
hace sufrir? ¿Por qué?
Mi cabeza apoyada en
tu pecho, levanto mi mirada buscando tus ojos y te ríes de mí al ver la cara de
niña que coloco al posar mis ojos en tu rostro. No son más que instantes
nocturnos pero claramente puedo decir que estoy enamorada de ti y Tú también de
mí, lo sé por la forma como acaricias mi mano, con esa infinita delicadeza como
si yo fuera de cristal, lo sé por la forma en la cual me sostienes la mirada y
le das besitos a mi cabeza, lo sé porque al más mínimo movimiento que haga tú
me abrazas fuertes, como queriendo que no me vaya.
Me alejo un poco de
ti y me siento derecha en la silla, tus manos buscan las mías, las sostienes y
acaricias lentamente. Yo vuelvo a cantar, para eso estoy ahí pero esta vez
también lo haces tú, con esa voz dulce y limpia que posees que solo puede ser
obra de mi mente, esa voz que es imposible olvidar y recordar. ¿Por qué mi
mente me juega tan cruel pasada, por qué tiene que olvidar y guardar en lo más
profundo de si momento precioso en el cual cantas? Te miro y me rio bajito, esa
cara que colocas mientras tratas de recordar la letra es infinitamente
graciosa, me empujas suavemente con el
hombro y sonríes.
En estos momentos,
mientras escribo esto siento que Él está aquí conmigo, riendo por la forma en
la cual no olvide ningún detalle excepto el más importante, siento que si
estuviera aquí conmigo me diría que no importa que no recuerde esa parte del
sueño porque Él estaría aquí toda la vida diciendo mi nombre para no volver a
olvidar jamás.
Ha terminado, mucho
por hoy, ya somos libres. El ensayo a terminado pero a pesar de eso no nos
levantamos, vuelvo a apoyarme en ti y Tú vuelves a rodearme con tus brazos
susurrando cosas en mi oído, rio y te golpeo suavemente en el pecho, me besas la coronillas con esos pequeños
besos que hacen que se me erize el cabello de la nuca. Te amo. Levanto mi
cabeza y busco tus labios en busca de ese contacto tan preciado que hace que
ardan los labios de pura pasión y felicidad pero no llega, a unos centímetros de
tocar esa preciada piel que siempre me brinda la más bellas de la sonrisas
salgo del sueño y casi por razones infernales abro los ojos y al darme cuenta
de que fue todo un sueño los cierro y apretó fuertemente tratando así de volver
pero no ocurre. Los aprieto fuertemente recordando la imagen de tus labios aproximándose a los míos, los aprieto mientras las lagrimas caen por mis ojos de pura impotencia, tratando de caer otra vez.Por primera vez te perdí, aunque parezca mentira te perdí en el
momento preciso, aunque jamás me crean desperté un instante antes de besar las
puertas del paraíso para caer de golpe en lo que es el infierno. Mi realidad.
Quise no tomarle
importancia y pensar que solo fue un buen sueño y nada más, solo una noche más
la que había pasado, nada que transcendencia en el tiempo, nada que afectara mi
sistema.
Le conté mi sueño a
mi hermana y esta pensó que no era nada del otro mundo, algo simple y hasta se
dio el placer de contarme un sueño bastante raro que ella también tuvo, algo
que tenia que ver con dragones y erizos, nada muy coherente. Eso me relajo
bastante pero esa misma noche fue la que me trastorno completamente he hizo que
mi vida se fuera totalmente a mierda.